En la puerta de La Casa de la Mar montamos unas sillas y unas mesas un día de verano para tomar la fresca y acabó convirtiéndose en nuestra terraza para dar servicio hasta 50 personas. A la gente le flipa sentarse, charlar y tomarse un cocktail mientras disfrutan del olor a salitre del mar y de nuestro exclusivo clima mediterráneo más allá de los meses de verano.
¡Ah! Y en invierno ponemos estufas de esas que llevan como una especie de pamela para los más frioleros.